Aunque a veces consultar nuestros dilemas con la almohada puede generar sabias decisiones, llevarnos los problemas a la cama no es una buena idea.
Y no lo decimos nosotros, lo dice un equipo de investigadores, ya que acaban de investigar que el modo en que nuestro cerebro graba a fuego en la mente los problemas cuando decidimos irnos a dormir con ellos rondando por nuestro cabeza.
Este estudio esta aportando datos muy interesantes ya que demuestra que puede haber trastornos psicológicos asociados a experiencias traumática o la forma en la que gestionamos nuestros problemas.
Para el estudio han colaborado 70 varones, a los que se entrenó para asociar ciertas imágenes neutrales negativas, como la visualización de personas heridas, cuerpos mutilados o niños llorando.
Una vez que vieron las imágenes se les vuelve a llamar 24 horas después para hacerles olvidar las connotaciones negativas a través de una técnica conocida como pensar/no pensar. Consiste en que tienen que recordar la asociación cuando se les dice que piensen y tratar conscientemente de no pensar en ello cuando se les dice que no piensen. Es muy difícil de conseguir.
Para ver qué es lo que sucedió se sometió a los participantes a una resonancia magnética en que se podía ver como evolucionaba la actividad en el cerebro.
Con esto consiguieron ver que los malos recuerdos se almacenan después del sueño en el hipotálamo, donde quedan guardados con gran fuerza.
Y como no se puede configurar nuestra cabeza para olvidar los malos momentos, si no queremos que nuestros problemas no dejen de asaltarnos durante días, mejor dejarlos solucionados antes de ir a la cama. O pasar de ellos, claro.