Aristóteles definió al hombre como un animal político (zoon politikón). El filósofo estagirita observó que es un ser social por naturaleza que tiende a vivir en comunidad e interactuar con sus semejantes. Quizás esta sea la primera reflexión sobre cómo ser feliz gracias a las relaciones humanas y la importancia que éstas tienen en nuestras vidas.

Tener amigos es saludable

Podríamos gastar ríos de tinta en acotar el concepto de amistad, pero lo cierto es que tener amigos desde la infancia y a lo largo de toda la vida contribuye a nuestra salud, tanto psíquica como física. Algunos de los efectos positivos demostrados son una presión arterial media más baja, menor masa corporal, un sistema inmunológico más fuerte e, incluso, un aumento en la esperanza de vida.

Pocos pero buenos

Ahora bien, en el proceso de crecimiento personal -paso indispensable para entender cómo ser feliz en la vida- veréis que, a medida que crezcáis, tenderéis a dar más importancia a la calidad que a la cantidad y situaréis a cada cual en el lugar que le corresponde. Lo normal es que pasemos de tener muchos amigos durante nuestra adolescencia a contar con menos cuando seamos adultos. Sin embargo, eso no significa que hablemos con menos personas, al contrario; simplemente, sabemos distinguir quién es un amigo incondicional de aquellos con los que podemos contar solo para tomar unas copas.

Si tenéis una vida social plena y variada, probablemente seáis emocionalmente independientes, puesto que no pondréis el foco en un otro de forma permanente. Precisamente, uno de los problemas con los que se encuentran muchas personas con pocas amistades está en que tienden a pensar que, si se acaba una, se quedarán solas para siempre, y esa premisa acaba determinando sus interacciones.

La clave para descubrir cómo ser feliz gracias a nuestras relaciones con los demás, es la práctica continua a lo largo de los años y la integración de las situaciones que se den, siempre con el objetivo de avanzar en nuestro desarrollo personal.