Hoy os escribo a través de una conocida para contaros su historia de amor imposible, estoy segura que hoy en día a muchas personas le sucede lo mismo.

Nos remontamos tres años atrás, ella trabajaba en la recepción de un gimnasio y él era monitor del mismo. Al principio la relación entre ambos era meramente profesional, de hecho no hablaban ni una sola palabra fuera del ámbito laboral.

La confianza creció, bromeaban, hablaban,… hasta que el interés de ella hacia él creció, algo que rápidamente quiso quitarse de la cabeza ya que él tenía pareja estable.

Ya hasta los compañeros notaban cierta química entre ellos, y con el tiempo pasa lo que tenia que pasar: un arrebato de sexo y pasión en el gimnasio.

Este tipo de relación lo mantuvieron durante cuatro meses y durante todo este tiempo él no cesaba de ponerle pajaritos en la cabeza diciéndole que era lo mejor que le había pasado, que estaba muy enamorado y que por nada del mundo quería perderla… Pero de repente llega el día que lo primero que él le dice es: ¡Me caso!, ella de repente sintió como si le apretaran el corazón y no la dejaran respirar.

Lucía cambió de trabajo y se distanció de él, dejó pasar el tiempo e hizo todo para poder olvidarlo, lo cual era imposible, sabía que en cualquier momento se volverían a encontrar y así fué: volvieron a retomar lo que era inevitable.

Otra vez esa confianza, la recogía del trabajo, cada momento libre que tenían lo dedicaban a estar juntos: sexo, paseos, comidas, cenas y escapadas de fines de semana. Ella estaba totalmente enamorada de él, lo tenia en la cabeza todo el día e incluso se planteaba dejar a su novio por él.

Cuando Lucía se enteró de que la mujer del chico estaba embarazada, sintió morir, lloró durante días y no tenia a nadie con quien hablar, a veces las personas no entendemos como se puede sufrir tanto por un hombre casado, teniendo ella a su lado un hombre que la quiere infinito.

A día de hoy ella me sigue diciendo que está contenta de que él sea feliz con su vida perfecta, pero por otro lado dice que es horrible admitirlo, por que todavía hoy estaría dispuesta a dejarlo todo, no hay momento en el que no piense en él.

Yo personalmente pienso que a veces nos aferramos a pensar y llorar por un amor que pudo haber sido y no fue, antes que disfrutar del amor que tenemos a nuestro lado.