Hoy conocemos a una víctima de la ablación, algo horrible que pasan muchas mujeres en el mundo.
Queremos que conozcas este caso y que apoyes a estas luchadoras.
Hablamos de Fatuma una joven que sufrió la mutilación genital de niña y dedica su vida a luchar contra esta herencia que pasa de madres a hijas.
La ablación conocida como Twahara en la tribu somalí de Fatuma, significa limpieza.
Fatuma cuenta que para las mujeres de su pueblo es el máximo símbolo de ser una mujer auténtica, la virginidad.
Ella y su hermana sufrieron la ablación genital a los ocho años de edad. Recuerda que tan joven fue trasladado al pueblo para la ceremonia, donde no se protesta por que es una fiesta donde se juntan a todas las niñas y pasaban a un lugar cerrado, donde las madres se turnaban para cuidarlas.
En sus turbios recuerdos cuenta que recuerda el dolor, una experiencia horrible, donde utilizaron una especie de herramienta tradicional de cortar y una especie de pasta vegetal para aliviar el dolor.
Las mujeres de la tribu dicen que es una ceremonia muy importante, donde entre engaños las niñas sonríen pensando que trata de una fiesta. La mutilación de la parte más sensible del órgano sexual femenino cicatriza estrechando la vagina y así permanece hasta la boda, momento en el que hay que volver a un médico para que la abra.
Fatuma ha tenido la suerte de poder estudiar y llegar a la universidad, donde pudo romper el aislamiento familiar, donde empezó a entender que la ablación no es algo normal.
«Yo conocía a otras musulmanas que no la habían sufrido y empiezas a preguntarte por qué se sigue con esa práctica faraónica»
Fatuma está trabajando con varias ONG para luchar contra la mutilación femenina.
El problema está en que la ablación es muy importante dentro de las tribus, donde un hombre no valora a la mujer si no ha pasado por esto, ya que no se puede probar si eres virgen.
Es muy difícil cambiar la mentalidad que pasa de generación en generación, pero están tratando de buscar métodos menos agresivos para demostrar que una mujer es pura, como un vestido blanco o algún tipo de ceremonia, solo así se va a convencer de abandonar esta dura realidad, sustituirla por otra idea menos agresiva, aunque no deja de ser machista, pero al menos quitar de la cabeza la ablación.
Fatuma tiene una madre de acogida en Castellón que la ha ayudado muchísimo para que ella recupere lo que más desea, la puso en contacto con el doctor Manuel Fillol, jefe de Ginecología del hospital. «Después de una revisión me dijo que podía ayudarme con una cirugía reconstructiva.
Y así Fatuma es una de las primeras mujeres en la Comunidad Valenciana a las que se les ha devuelto la posibilidad de una vida sexual y reproductiva normales.
Fatuma esta luchando para que su caso como el de otras mujeres se conozca, que las mujeres comienzan a hablar, ya que para ellas es algo privado y vergonzoso.