Cuando una persona es crítica y llena de prejuicios en sus pensamientos, a veces puede ser una molestia en el trabajo o en el entorno personal. A veces puede ser muy difícil cambiar la mentalidad, llegar a ser menos crítico y prejuzgar menos, no es tarea fácil, puede llevar mucho tiempo y práctica, pero hay muchas formas de cambiar nuestro punto de vista. Puedes aprender a desafiar tus pensamientos prejuiciosos, concentrarte en las cualidades de los demás y aprender a hacer críticas constructivas en vez de críticas negativas. Después de un tiempo vas a ir notando cómo vas animando a las personas en vez de juzgarlas.
Desarrollar un pensamientos menos crítico. Siempre que tengas un pensamiento prejuicioso debes hacer una pausa, los pensamientos negativos generalmente son automáticos, así que necesitarás aprender a ponerle freno de vez en cuando. Trata de prestarle atención a tus pensamientos y analízalos si son negativos. Cuando suceda esto siempre reconoce el problema. Por ejemplo, si te das cuenta de que pensaste «No puedo creer que ella deje que su hijo salga así de casa», detente y date cuenta de que estás juzgando a alguien más.
Puedes desafiar a tu pensamiento, basado en un prejuicio. Cuando hayas identificado tu pensamiento de crítica, tienes que desafiarlo. Por ejemplo si piensas «No puedo creer que ella deje que su hijo salga así de casa» estás asumiendo que esa persona es mala madre o que descuida a su hijo. Pero no piensas que esa madre haya tenido una mañana complicada y se sienta mal porque su hijo lleve una camiseta manchada o vaya despeinado.
Siempre tenemos que tratar de entender. Tras analizar tus suposiciones de la situación vas a necesitar encontrar la forma de compadecerte de la persona que estás juzgando. Queremos decirte que has de tratar de justificar a esa persona, por ejemplo el caso de la madre con el niño despeinado.
Piensa en lo positivo de esa persona. Concentrarte en las cosas que te gustan o que te agradan de esa persona, te van ayudar a alejar los pensamientos negativos. Por ejemplo recuerda que tu compañero de trabajo es amable y que siempre te escucha, o por ejemplo que tu amigos te hace reír. Piensa en esas cualidades positivas de la otra persona.
No pienses constantemente que las personas están en deuda contigo. Esto potencia el volvernos críticos, olvida cómo has ayudado a otros y piensa en lo que han hecho por ti. Un ejemplo es sentir rencor por un amigo al que le has dejado dinero y no te lo ha devuelto. En vez de eso céntrate en las cosas buenas que tu amigo ha hecho por ti.
Busca cómo alcanzar tus metas.
Tienes que ser crítico, sí, pero crítico constructivo. Trata de no criticar a alguien inmediatamente después de que hizo algo. Siempre trata de hacer un elogio y luego si merece esa crítica, puedes hacerlo pero con tacto.
Una buena idea es siempre dar tu crítica junto con dos halagos. Este método es conocido como el “método del sandwich”, para hacer críticas. Por ejemplo, podrías decir «¡Tu presentación estuvo genial! Tuve una pequeña dificultad al seguir el contenido durante unos momentos por el ritmo, pero creo que si bajas el ritmo la siguiente vez, ¡¡será genial!!
Pide un comportamiento distinto en el futuro. Una forma de criticar a alguien es hacerlo a modo de petición. Por ejemplo, en lugar de decir «¡Siempre dejas los calcetines en el suelo!», podrías decir algo como «En el futuro, ¿podrías por favor recoger tus calcetines y ponerlos en el cesto?».
No es malo dar críticas, si sabemos cómo y siempre sin herir a la otra persona.