Hoy, os voy a hablar de algo que me tocó personalmente en el pasado de una forma muy personal, y que por lo tanto espero poder transmitir en forma de confidencia, de secreto, de consejo, pero no de saber universal, porque aunque opino refiriéndome a mi caso, a lo que viví y a lo que a día de hoy, después de haber vivido, pienso, se de buena tinta que no todos los casos son iguales o acaban igual.

Os quiero hablar de las relaciones a distancia, de esas relaciones de pareja, que todo ser humano tiene que aguantar o sufrir alguna vez, en las que, por el terreno que separa a ambas partes (sean 100 kilómetros, o todo un océano) no pueden verse durante semanas, meses o incluso años.

Nos lo pintan como un amor sufrido, romántico (porque aun sigo sin entender que narices tiene esta sociedad, con hacernos creer que sufrir más es sinónimo de amar más, con lo bien que esta una enamorada, y feliz, que es de hecho lo lógico y normal, pero bueno al tema que me desvío.) La sociedad nos lo ha pintado siempre como una etapa romántica, llena de cartas, de espera, de echarse de menos,de reencuentros de películas en un aeropuerto (esa es otra, la de cosas sin sentido que nos hacen esperar las películas americanas, pero de eso hablaremos otro día que también hay material para largo.) Pero la realidad, amigas mías, es por lo general mucho más jodida.


Es cierto, no lo niego, que en el pasado, hace 40 o 50 años, las relaciones a distancia eran asimiladas de forma más fácil, pero como la vida era por lo general mucho más difícil, pues es normal.

Cuando mi abuela, era joven, paseaba por la calle con mi abuelo, sin ni siquiera tocarse o besarse, porque venía el sereno y los multaba, pues así, con ese panorama, tampoco es que se perdiera mucho en una relación a distancia.

Cuando el país pasaba por la dictadura, en su peor momento, las parejas no podían estar juntos en la playa por ejemplo y los separaban con vallas, todo contacto físico o cercano, era sancionable, a si que tampoco es que irse a 4000 kilómetros cambiara mucho las cosas ¿No?

Pero ahora vivimos en una sociedad, en la que gracias al cielo las cosas han cambiado, estamos acostumbradas al contacto físico, a un beso, un paseo de la maña un susurro una caricia, muestras de cariño que solo se pueden dar cara a cara.

No se donde leí (es que leo bastante, es mi vicio personal) que el 90% del lenguaje es corporal, por lo tanto las palabras solo transmiten un 10% de la información que estamos acostumbrados a recibir, y con eso en la mayoría de los casos no es suficiente para vivir.

Durante mi vida, he dado con dos relaciones en la distancia, y aunque ahora, que ha pasado el tiempo, me doy cuenta de que a esas relaciones, les faltaba muchísimas más cosas a parte de la cercanía física, puedo decir que es un mal, que no le deseo a nadie.

Creo que es una forma de separarse de forma escalonada, hoy tu pareja, te dice que por un motivo o otro se tiene que marchar, tu asimilas que durante unos meses, unos años, no lo vas a ver. Entonces el parte, con un beso, y una flor, o como sea.
Los primeros días, como estaba pactado hay mil llamadas, vídeo llamadas, veis películas juntos (aunque sin el abrazo) y os contáis hasta a que hora habéis ido al baño, pero esa etapa pasa.
Luego la rutina el trabajo, la vida normal, la cotidiana la presencial, va ganando terreno y las relaciones poco a poco van distanciándose, van perdiéndose, casi sin darse uno cuenta.
Entonces un día, una de las dos partes, cansadas de llevar un lastre que no sirve para nada, como una relación, con alguien a quien no disfrutan, a quien no ven, deciden romper.
Y la otra parte llora (pero venga vamos a reconocerlo es como cuando de pequeños nos caíamos, y seguíamos jugando tan tranquilos, hasta que un amigo nos decía que estábamos sangrando, y entonces si, venga a llorar como descosidos. ¿Duele? No, Pero como se ve ¡hay que llorar!

Conozco casos que han triunfado, gente que lo ha conseguido, pero dejarme deciros una cosa, tenían todos una cosa en común (el tiempo de separación NUNCA superaba el año, y además el contacto fue contaste, no disminuyó en ningún momento, la dedicación fue máxima.
Si por lo que sea, ya estáis metidas en una relación así, no la dejéis ir por la borda solo porque a mi me ha dado por decir que las relaciones a distancia son una caca, trabajar por demostrar que no es cierto, esforzaros.
Si queréis mi consejo, bajo experiencia, no dejéis que la rutina os quite vuestra hora (mínimo) de hablar al día, compartir lo que hacéis, mandar fotos, visitaros de vez en cuando (si la economía y la situación lo permite.) Decir a menudo, cuanto extrañáis a la otra parte, y tener siempre una fecha aproximada del reencuentro definitivo en la cabeza, así será más fácil que el subconsciente asimile, que se va a acabar, que no tiene que vivir toda una vida así.

Si en el otro extremo estáis a punto de comenzar una relación a distancia, y tenéis otra opción NO lo hagáis, salga o no bien se sufre mucho muchísimo, siempre deja secuelas por pequeñas que sean, pasar por un camino de piedras incandescentes, nunca es la mejor forma de llegar al destino, porque los pies se queman (a no ser que seas un indio gurú de esos) si es la única opción, se pasa el puñetero camino de piedras, pero si hay otro, cualquier otro, se elige sea como sea.

Si os lo estáis preguntando, imagino que sí, ninguna de mis dos relaciones en la distancia salió bien y ambas se rompieron antes del reencuentro definitivo, la de uno de mis mejores amigos tampoco, acabo en divorcio, pero conozco a una pareja, que salió victoriosa del camino de piedras ardientes, y que a conseguido sanarlas   heridas de los pies, que es feliz tras esa etapa.

¿Se puede? Si ¿Es fácil? No

¿Se lo deseo a alguien? Si, pero no a alguien a quien quiera.

Un beso muy fuerte mis chicas!