La cena es una comida secundaria que por lo general suele consumirse antes de ir a dormir y siempre después de merendar. Muchas personas no creen que éste sea un buen hábito de alimentación al pensar que no es necesario una carga de energía antes del sueño, pero en muchos casos el uso de este bocado puede ser útil.
Para los atletas.
Para los que practican deportes es muy importante no recurrir a la ingesta compulsiva, dividiendo las proporciones en las comidas a cantidades pequeñas. Nuestro organismo procesa mejor cuando dividimos la comida en pequeñas porciones durante más tiempo, por eso los que practican deporte pueden necesitar consumir algo más de alimentos después de la merienda sin poner en aprietos al sistema nervioso.
Para los que padecen sobrepeso.
Quienes tienen sobrepeso tienden a consumir grandes cantidades de comida causando una producción de insulina muy alta y dando por tanto un resultado muy alto de grasa. En este sentido puede ser útil para un proceso de adelgazamiento, siendo ideal ingerir frutas, cereales integrales, leche o productos lácteos bajos en grasa.
Para los que tienen trastornos gástricos.
La cena también es recomendable para los que padecen de acidez estomacal y reflujo. En este caso se recomienda potenciar la comida del medio día y reducir la merienda, finalmente añadir un pequeño aperitivo antes de dormir en forma de fruta fresca.
Para los culturistas.
Estos debido a su gran consumo de energía, pueden tener un impulso de necesidad de ésta a todas horas, es por ellos por lo que estos deportistas suelen recurrir a una lata de atún o queso antes de ir a dormir.