Además del coeficiente intelectual y emocional, ahora también podemos desarrollar nuestra inteligencia sexual gracias al valioso asesoramiento de psicólogos.

Para vivir una sexualidad satisfactoria, según los expertos, se utilizan básicamente tres cosas: la competencia, el auto-conocimiento y una buena relación con tu pareja.

Una actitud abierta frente al universo erótico, experimentar el sexo como algo mágico y único, lejos de todas esas represiones y obsesiones con respecto a él, es la clave para ser capaz de sentirte sexualmente inteligente, lo que hace que nuestra vida sea feliz y satisfactoria.

La “sabiduría sexual” se puede medir, cuantificar y, sobre todo, fortalizar. Ser inteligente sexualmente y vivir una mejor vida sexual no depende de la belleza o destreza física, sino por las habilidades que se pueden adquirir y desarrollar.

Las personas sexualmente inteligentes son aquellas que poseen más información científica sobre el vasto mundo de la sexualidad humana. Sólo a través de una adecuada educación sexual se puede combatir mitos y tabúes que internalizar más o menos inconscientemente a través de la cultura popular, la religión y la familia.

Una vez que nos libremos de estos tabúes, podemos desarrollar lo que los expertos llaman el secreto del ego, consiste en descubrir nuestra propia sexualidad, comprobar lo que nos atrae y lo que nos excita. Son nuestros deseos muy personales, nuestros sentimientos y nuestras emociones, que hacen nuestra vida el amor una vida gratificante, no lo que otros piensan que es mejor para nosotros.

El sexo es una cosa de dos y, por tanto, mantener una rica vida sexual implica la participación de otra persona, no sólo a nosotros mismos. No vamos a lograr altos grados de inteligencia sexual hasta que discutamos realmente con nuestras parejas de nuestra vida sexual, los problemas y las fantasías que le conciernen. Tenemos que aprender a ser honestos con nosotros mismos.

Si tenemos la cabeza llena de pensamientos como el trabajo, los niños y la rutina diaria, detengámonos un momento, vamos a respirar profundamente y encerrarnos en la habitación con velas y música suave. Pensemos en situaciones que nos exciten para crear un espacio sexual en nuestras mentes y nos dediquemos unos minutos al día para volver a descubrir nuestras fantasías mentales, y luego ponerlos en práctica.

Podemos resumir la inteligencia sexual como la capacidad de aprender a conocerse y valorarse, liberándonos del miedo y la culpa, el deseo de informar y saber más acerca de la sexualidad, y el conocimiento para descubrir que el sexo es mejor cuando hay amor, la apertura y el respeto por la otra persona.