Son los protagonistas de la nueva escena social alternativa, dispuestos a pasar por alto la cartera para satisfacer sus ambiciones intelectuales.

Llevan una barba espesa de varios meses, camisas abotonadas hasta el cuello, pantalones tobilleros, grandes gafas con bordes oscuros que cubren su rostro. Es fresco en cada detalle, pero de manera informal y sin esfuerzo aparente, ser hipster significa ser parte de una categoría social bien definida llamada la última moda, hipster es una palabra divertida que viene del lenguaje común trayendo consigo un poco de risa y una confusión general acerca de su verdadero significado, fue un fenómeno social que se declaró oficialmente muerto en los 40.

¿Y ahora? Tenemos una nueva manera de declararnos alternativos, nuevas ambiciones que se mezclan en la mente de los jóvenes, su renovado amor por la tecnología y sus posibilidades expresivas, un fanático del rock independiente y de los vinilos, no ama el consumismo clásico.

Se les declaró como Jóvenes Creativos Urbanos, son exactamente así, jóvenes cuyo sueño es ser pagado por pensar, pensar en lo que otros deben hacer, en lugar de hacer lo que otros piensan por ellos. Es el amanecer del empresario que no tiene miedo a transformar en realidad la puesta en marcha diseñada con un whisky pasando un sábado noche.

Quieren dar rienda suelta a su creatividad, estarían dispuestos a pagar el derecho a dar a luz a un pensamiento y que lo siguieran. Se emplean en trabajos creativos y se digitalizan de cabo a rabo, su principal objetivo es no cumplir con la masa y poner en marcha nuevas tendencias que pueden cambiar los gustos de millones de personas.

Algunos hipster dejan trabajos bien remunerados y pasan a otros con menos compensación económica, con el fin de obtener más satisfacción personal.

¿Qué podemos distinguir del hipster? Su libertad de pensamiento, su visión sobre las grandes cuestiones filosóficas, así como la frase banal de las noticias de la semana.