Hoy os vamos a hablar de una dieta que viene directamente de China: es la dieta taoísta , no sólo es para perder peso, si no que también crea una total armonía entre el yin y el yang. La fuente de alimentación es un elemento clave para la salud en su conjunto, una especie de medicina natural y una herramienta con la que podemos tratar de prevenir ciertas enfermedades. Lejos de las dietas de las que estamos acostumbrados, los principios generales de ésta no son difíciles, pero hay que aplicarlos al pie de la letra para perder esos kilos de más y mantener los resultados obtenidos en el tiempo.
Las verduras son el alimento principal de los platos por su capacidad para transmitir energía, se comen junto con cereales como arroz, trigo, mijo, cebada y quinoa, pero también para acompañar el queso de soja, carne o pescado. En cuanto a la fruta, sólo una o dos frutas al día, lejos de las comidas.
Otra regla importante es evitar los productos lácteos, azúcar, carne grasa, frutas acuosas, cítricos y grasas. Para los chinos, estos alimentos son difíciles de digerir, ya que causan retención de líquidos y aumento de peso.
Es importante cocinar los alimentos correctamente, puedes cortarlos en trozos, de manera que sean más fáciles de digerir, también es fundamental masticar mucho, al menos de quince a veinte veces cada bocado, no debemos olvidar hacer una pausa entre bocado y bocado, de lo contrario el sistema digestivo no descansa y trabaja el bazo, por último hay que dejar pasar entre cinco y seis horas de una comida a la otra.
Adiós al pan blanco, pasteles, chocolate, galletas, salchichas, palomitas de maíz, caramelos, mermeladas, pastas para untar, siropes, helados y dulces industriales.
Y en cuanto a beber, sí, pero sin excesos: es mejor entre las comidas, o al final, lo recomendable es beber té verde, té de hierbas y agua natural. Si te gusta el café, las bebidas carbonatadas, el alcohol y los zumos industriales debes que empezar a olvidarlo. Nada de bebidas frías y helados, lo ideal es comer alimentos calientes y ensaladas a temperatura ambiente.
La regla reina es no sobrecargar el estómago nunca: tenemos llenar sólo el 75 por ciento, entre los alimentos sólidos y líquidos, el resto debe permanecer vacío.