Ya has pasado la primera cita y la cosa ha ido más o menos bien. Hubo cierto feeling, os gustásteis y nada fue un desastre irremediable. Los dos hicisteis vuestro papel de personas inteligentes y divertidas y os quedásteis con ganas de más. En algún momento, uno de los dos pedirá volveros a ver. Y ahí vendrá un encuentro mucho más importante que el primero: la segunda cita.
Si tras la primera citas has comenzado a sentir un hormigueo profuso en el estómago y estás seguro de que no tienen ganas de comer un buen chuletón, puede que hayas empezado a mostrar sentimientos por esa chico o chica. Cerciórate de que deseas dejar de ser soltero y que en efecto quieres sentar la cabeza, por lo menos por una buena temporada, junto a esa persona. Cerciórate también de que ese hombre o mujer que deseas que sea tu pareja, te corresponde. No tiene sentido que te sigas esforzando si tras tu primera cita no conseguiste crear un impacto en ella, dejarla deslumbrada, hacer que se sintiera profundamente intrigada sobre quién eres y qué haces.
Si tú estás decidido y ella se muestra receptiva, convertir a esta mujer en tu media naranja te resultará un camino de rosas. Para lograr una segunda cita nada más tendrás que mostrarte interesado, atento y solicitárselo directamente. No tienes por qué llamarlo cita, algunas veces ocultar la intención puede dar mejores resultados aunque ambos sepáis en el fondo de vuestro ser que se trata exactamente de eso, una cita. Así pues es preferible que preguntes “¿Qué te apetecería hacer el próximo día?” a “¿Te parece bien que tengamos otra cita pronto?”.
Si te sientes afortunado puedes preguntarle su número de móvil. Si accede a dártelo la balanza de poder se torna a tu favor. Podrás llamarla cuando lo desees para concertar ese nuevo encuentro que tanto ansiáis.
Te daremos algunas observaciones para que tengas en cuenta a la hora de hablar por teléfono, para que tus llamadas sean efectivas, eficaces y te acerques a tu objetivo, ya sea una salida o simplemente conversar un rato.