El trastorno bipolar, aunque no es muy común, es un problema grave, que merece de atención clínica. Quién lo recibe tiende a alternar entre fases depresivas seguidas por fases hipomaníacas o maníacas.
Las fases depresivas en el trastorno bipolar se caracterizan por un estado de ánimo muy bajo, sensaciones de que no se es capaz de dar placer y una tristeza general durante la mayor parte del día. Durante estas fases, el sueño y el apetito pueden ser fácilmente alterados, además la capacidad de concentración y la memoria puede disminuir. Durante las fases depresivas, las personas que lo sufren suelen pensar en el suicidio.
Las fases maníacas se describen generalmente como el opuesto exacto de lo depresivo y se caracteriza por un estado de ánimo algo elevado debido a un sentimiento del optimismo excesivo.
Síntomas del trastorno bipolar.
- Durante un episodio maníaco, varios de los siguientes síntomas del trastorno bipolar son:
- Aumento de la autoestima o grandiosidad.
- Menor necesidad de dormir.
- Aumento de la producción verbal con dificultad para refrenar.
- Los pensamientos cambian.
- Distraerse con facilidad.
- Aumento de las actividades centradas en tareas.
- La agitación mental o física.
Para un buen diagnóstico de depresión se requiere un período de al menos dos semanas con:
- Depresión constante o desesperación.
- Reducción severa de interés o placer en todas o casi todas las actividades.
- Pérdida o aumento de peso o del apetito.
- Aumento o disminución del sueño.
- Fatiga o pérdida de energía.
- Sentimientos de inadecuación, culpa y/o la pérdida de autoestima.
- Incapacidad para concentrarse y tomar decisiones.
- Pensamientos de muerte o suicidio.
El tratamiento del trastorno bipolar se centra principalmente en la farmacoterapia, basada medicamentos estabilizadores del humor y antidepresivos bajo supervisión médica y continua.
Los protocolos psicoterapéuticos para el trastorno bipolar suelen proporcionar diferentes puntos de intervención y acción:
- Ayudar a la persona a seguir el tratamiento farmacológico.
- Ayudar a la persona a reconocer rápidamente los síntomas iniciales de las dos fases, de modo que sepa cómo comportarse y cómo prevenir el deterioro de la situación.
- Aprender a discutir y cambiar sus estilos de pensamientos irracionales y disfuncionales.
- Aprender estrategias más efectivas para lidiar con los problemas cotidianos, cómo manejar su ira, o para mejorar sus habilidades de comunicación.
- Trabajar específicamente en la fase depresiva, de acuerdo con el modo típico de la terapia cognitivo-conductual.