Hola, por un rato quiero convertirme en tu mejor amiga o confidente, bueno no se si llamarlo así o decir mejor, compañera de aventuras que durante una época de mi vida me subieron tanto el ego como la  autoestima…

La liíbido también, que todo hay que decirlo (menos lo que se deja en entre dicho), nací bajo el signo de Escorpio hace 32 años y me parece que fue ayer cuando salí del internado creyendo que lo sabía todo sobre los chicos y como quería que fuese mi príncipe azul, el hombre con el que me casaría y formaría una familia.

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Como ya he dicho antes tenia solo 18  maravillosos años, no es que ahora me queje, pero poseía la ingenuidad y la madurez de toda una mujer, una mezcla de esplendor que toda chica alcanza en esos años de juventud alocada.

Dí rienda suelta a mi imaginación, empecé fantaseando con el cartero que estaba buenísimo, más tarde con el novio de mi madre, el hecho de haberme quedado sin padre desde muy joven hacía que me sintiera atraída por los hombres mayores que yo, hasta que un un día sucedió…

Llegó con aire altivo y un poco distraído como si se encontrara solo en el salón, Daniela la sirvienta se apresuró con cortesía a ofrecerle algo de beber, el amablemente lo rechazo alegando que se quedaría poco tiempo, su voz me impactó, era lo mas sexi que había oído en mi vida, mi cuerpo se estremeció y me deje caér en el sillón orejero frente a la chimenea, casi fundiéndome con el.

Y por fin llegó mi madre envuelta en su vaporoso traje de seda que mas que la señora de la casa, parecía, recién salida de posar para una pintura abstracta (abstracto/ta no necesita modelo) entregándole su mano la llevo a los labios con sumo cuidado y mama con una pícara sonrisa tomo asiento.

Se pusieron a charlar animadamente sobre su próximo libro,una novela de amor al parecer, era escritor.

Lo tenía todo, guapo, amable, interesante, simpático, inteligente, era de esos tipos de hombres capaces de volver loca a una mujer y mas cuando tienes 18 años y la cabeza llena de nubes, me apresuré rápidamente a subir a mi cuarto, corrí la cortina el día estaba gris y húmedo, mi corazón no dejaba de latir, subió al coche y se alejó. Un hormigueo me recorría el estomago y no era hambre precisamente.

Cerré los ojos, me eche en la cama, intenté recordar su voz esos labios carnosos, ¿cuando lo volvería a ver?, ¿que amistad lo uniría a mi madre cuya afición no era precisamente la lectura?.

Amanecí en la misma posición que me había recostado, esa mañana me sentía especialmente bien, me arregle y baje a desayunar, ¿cual fue mi sorpresa cuando en la mesa se encontraba el señor x?, el hombre mas atractivo del mundo, por lo menos del mío por aquel entonces, bajé la mirada, creo que me sonrojé solo de pensar sentirme observada…

Otra vez volvía el cosquilleo a mi estómago cada vez mas intenso, suena el teléfono y Simona se aproxima a mi madre con la llamada, sale del comedor y por fin a solas con el.

Creo que voy a desfallecer….