El masaje en compañía de tu pareja no solo es un placer, también estrecha el vínculo entre los dos, es una forma de comunicarse y conectar sin palabras, de estar juntos sin la presión o las rutinas de la vida cotidiana o los encuentros sexuales.
Durante un masaje, la persona que lo esta recibiendo se puede relajar por completo, ponerse en manos de su pareja o compañero/a y confiar plenamente en ella, el que lo realiza disfruta del placer de dar amor, sensualidad y bienestar. Ambos están presentes el uno para el otro.
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La preparación
Lo primero es encontrar un lugar tranquilo y relajante. Si hay niños en casa, la “operación masaje sensual” puede parecer tarea imposible, pero no lo es, llévalos con los abuelos o con alguien de confianza que se los pueda quedar durante una tarde. Ellos también agradecerán ver a sus padres relajados y contentos. Luego, despejen el espacio de trastos y muebles y desconecten el teléfono. El mundo podrá sobrevivir una hora sin vosotros!!!.
Aunque suene muy repetido, la luz suave y el ambiente perfumado son muy muy relajantes y sensuales. Solo necesitas una vela o una lámpara de luz baja y una barrita de incienso de lavanda, mirra o algún olor suave y sensual. Un poco de música chill out o de sonidos de la naturaleza a volumen medio da el toque final del masaje. Vigila también que la temperatura sea cálida, ya que quien recibe el masaje se puede enfriar con mucha facilidad.
Elige un aceite efecto calor, de almendras o de semilla de uvas, a los que puedes añadir unas gotas de un aceite esencial a tu gusto para mejorar el olor e incluso algunos de sabores que se pueden lamer. Lo importante es que sea un aceite grueso y graso que se deslice con facilidad por el cuerpo desnudo de tu compañerp/a. Por cierto, recuerda que el aceite no se vierte directamente sobre el cuerpo, sino sobre las manos de quien da el masaje, asegurándose de que estén bien caliente antes de posarlo sobre el cuerpo.
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El masaje
Pídele a tu pareja que se tumbe boca abajo y se asegure de estar bien cómodo, sin tensiones en el cuello o espalda, es muy importante llegar a estar lo más relajado posible para que el masaje sea satisfactorio. Colócate a su lado o a cuclillas sobre sus caderas para que así tú también estés a gusto. Date unos segundos para entrar en contacto con él y con su energía. Intenta adivinar que es lo que necesita, ¿dolorido? ¿estresado? ¿molestia corporal?
Deja que tus manos comiencen a moverse de forma sensual. Recuerda que no eres un/a masajista profesional ni tienes que seguir unos pasos marcados. Tampoco te preocupes por si lo haces mal, en este tipo de masajes sensuales cuenta más la intención que la técnica.
Puedes empezar por la cabeza, deslizando tus dedos por su cabello, traza círculos con los dedos,y comienza a ponerlo a tono antes de haberle tocado el cuerpo.
Después, puedes bajar por la espalda, los hombros y los brazos, muy importante masajear las manos, que acumulan mucha tensión porque se pasan el día trabajando. También son muy sensuales y relajantes las caricias en la zona lumbar. Si tu compañero/a tiene alguna lesión o contractura muscular, no hagas mucha presión en la zona porque podrías hacerle daño.
Acaricia también sus glúteos, muslos y piernas, esto suele gustarle muchísimo a los hombres. Sin pasar por alto las pantorrillas y los tobillos, antes de pasar a los pies, que tal vez sean la zona donde más le guste, aunque parezca que no en los pies no os imaginais el placer que produce este tipo de masaje.
Si se ha quedado dormido o está a punto de hacerlo, pásale muy suave una toalla para limpiar el aceite sobrante, tápale, y déjale descansar. Si no, pídele que se dé la vuelta y continúa el masaje por la parte frontal. Empieza por su cara y continúa acariciándole el pecho, el vientre, las caderas, la parte interna de los muslos… son zonas tremendamente sensibles, y no solo en las mujeres. Incluye también los genitales, pero sin intención de que se excite para practicar sexo.
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Cómo tocar
Con la práctica, aprenderás a dejar que tus manos se expresen y transmitan placer, amor, ternura, relax… Te ayudará observar y escuchar a tu pareja: cuándo se relaja más, qué te dice (después del masaje) que le gusta, en qué momentos suspira de placer o respira profundamente. De todos modos, esta breve guía de los distintos tipos de toques te será muy práctica:
En zonas pequeñas o delicadas, como la cara, la cabeza o las manos, trabaja recorriendo la geografía de tu pareja con los dedos y presionando con las yemas, especialmente usando el dedo pulgar, con el que puedes trazar círculos (en la palma de la mano, en las sienes o en la nuca).
En la espalda, cuello y hombros aplica toques muy amplios: amasa con los dedos, desliza las manos de arriba abajo o hacia los lados, presiona con la mano… Alterna los movimientos intensos con otros muy suaves, y utiliza las uñas también para rascar su espalda o rozarle muy ligeramente.
En brazos y piernas, son muy placenteros los movimientos de deslizamiento, largos, enérgicos y constantes. No olvides la parte interior de los brazos y los muslos, que son muy delicadas.
