Buenos días chicas os voy a contar el último capítulo de mi historia con el ginecólogo porque creo que os deje con ganas de saber cómo termina. Os preguntareis paso algo más con el doctor? O solo se quedó en el pasado? Pues ahora veréis que más paso en esta aventura que para mí fue muy intensa por lo menos el primer capítulo que os he contado y si queréis saber el final tendréis que leeros este segundo capítulo.Que la verdad algunas diréis ya lo sabía y otras en cambio os quedareis sorprendidas.
En el capítulo anterior nos quedamos en la pregunta que le hice de si yo podía hacer el amor. Y entonces paso esto:
Entonces se levantó de su sillón que estaba en frente de mí y se puso al lado de mi silla y me contesto:
“No siempre, quiero decir, que por la operación en sí no tienes más riesgo que el que tienes sin la operación, es decir, el practicar sexo con desconocidos tiene de por sí un riesgo, que no es distinto con la operación que sin ella. Porque tú no sabes que enfermedades tiene la otra persona. Entonces da igual que te hayas operado o no. Tienes el mismo riesgo con ella que sin ella.
En fin lo que me dices tiene de por si un riesgo, que supongo que conoces, en lo referente a enfermedades de transmisión sexual. Al decir que eres muy promiscua, ¿qué quieres decir exactamente?”
Mientras me iba contestando, observé que mi idea había dado resultado, primero por su mirada, pues me observaba con un interés mucho más sexualmente abierto que el que había empleado nunca y además, por el bulto que se iba formando en su entrepierna.
“Hombre, Daniel, ¿qué quieres que te diga? Cuando digo que soy promiscua, quiero decir exactamente eso, que soy promiscua, que practico sexo con otras personas que no son mi marido, además de realizar intercambios con mi marido y otras personas, hablando claramente que follo con quien me apetece en cada momento, ¿te queda claro?”
“Si, si, muy claro. Yo conozco a amigos míos que se dedican a los intercambios de pareja, si quieres te los presento”
“No, Daniel, no hace falta, mi marido y yo tenemos un grupo de matrimonios que somos amigos y entre nosotros practicamos el intercambio, lo que es más difícil y lo que nos apetece más ahora es probar a hacer tríos, lo que pasa es que encontrar un hombre, para ello, es más complicado que encontrar matrimonios, pues el tener una amistad es más difícil y plantearle un trío a un amigo que no sabes cómo va a reaccionar, es más problemático”.
Yo esperaba que al decirle lo anterior se diese cuenta de que iba por él y a ver si tenía alguna reacción, lo que sucedió.
“Bueno, mira pasa a la sala y vete desnudando para que te reconozca, mientras me lavo las manos”
Pasé a la sala como me había indicado, me quité el vestido y el tanga que llevaba, dejándome únicamente el sujetador, y me tumbé en la camilla.
Cuando entró, se dirigió a la camilla, sin sentarse, como otras veces y de pie delante de mí, me agarró las manos y me incorporó hasta dejarme sentada en la camilla, diciéndome:
“Desnúdate del todo”.
Sin decir nada, me quité el sujetador, a lo que él me ayudo, cuando estuve completamente desnuda, me abrazó y al oído me dijo: “¿Quieres que sea yo con el que hagamos un trío con tu marido?”
“Pues si Daniel, sí me apetecería contigo, pues te conozco hace muchos años y, la verdad es que después de aquel día me quede con las ganas de seguir”
Por fin mi estratagema había dado resultado. Me terminó de incorporar y ya de pie los dos me apretó contra sí, besándome en la boca, recorriendo con su lengua todo mi paladar y mi lengua, yo sentía la dureza de su polla a través del pantalón y sus manos recorrerme los pechos y las nalgas mientras la dureza de su polla se apretaba más y más contra mí.
Mi vagina empezó a segregar abundantes jugos y empecé a sentir unas deseos locos de que me penetrase allí mismo sin esperar más, el riesgo de que entrara la enfermera y nos viera en plena follada me producía un morbo tremendo.
Mientras seguía tocándome las nalgas y el pecho, le empecé a desabrochar la bragueta y cuando le hube sacado su polla de los boxes que la retenía, le dije que se desnudara mientras me agachaba y me metí su polla en la boca, subiendo y bajando con mi boca por todo su recorrido y apretando entre el paladar y la lengua su capullo que a esas alturas estaba rojo de sangre y con mi mano agarre su polla haciéndole una ligera paja hacia arriba y hacia abajo. Mientras yo se la mamaba, él se empezó a desnudar, quitándose la chaqueta blanca de médico que llevaba y cuando se hubo desabrochado el pantalón, dejé su polla libre de mi boca y saliendo al despacho me tumbé en el sofá mientras le decía:
“Date prisa y fóllame, que te estoy deseando”
Tumbada le contemplé cuando venía hacia mí, desnudo,con su polla tiesa y dura delante de él, mojándome todavía más al ver esa polla y saber que en pocos segundo iba a estar dentro de mí, penetrándome, dándome placer, follándome y follándomela.
Se tumbó sobre mí, y su polla me penetró sin ningún problema ni espera, pues mi vagina estaba empapada de jugos y abierta esperándole y su polla estaba también bien húmeda y lubricada de mi saliva.Sentía su polla dentro de mí, atravesándome, follándome, entrando hasta el fondo de mi coño y saliendo casi hasta la entrada para volver a hundirse en mis entrañas, que me proporcionaba un placer indescriptible.
Cuando empecé a gemir de gusto, su boca, que hasta entonces se había dedicado a chupar uno de mis pezones, tapó mi boca, mientras su lengua penetraba mi boca igual que su polla penetraba mi coño y su mano derecha me agarraba un pezón acariciándomelo entre sus dedos.
Me corrí casi de sorpresa, el orgasmo me llegó sin avisar, intenso, fuerte, haciendo que cerrara los músculos de mi vagina para retener la polla que me daba tanto placer, lo que provocó su orgasmo que hizo que el mío se prolongara más al sentir su leche derramarse dentro de mí,llenándome con su calor espeso.
Me encanta sentir el orgasmo de los hombres dentro de mí, sentir su leche caliente y espesa golpear el fondo de mi coño cuando sale a borbotones. Cuando sentí que su polla escapaba poco a poco de mi interior al volver a su tamaño normal, me incorporé y colocándome entre sus piernas, me introduje su polla en mi boca, chupándosela y apretando suavemente sus huevos hasta que volvió a ponerse dura y quería que me volviese a penetrarme, colocándome a horcajadas sobre él y bajando fui introduciéndome su pene hasta sentarme encima de él, siendo yo, entonces, la que subía y bajaba sobre él, sintiendo su polla entrar y salir de mi vagina mientras le decía que me encantaba sentir su polla dentro de mí, follándome, que me acariciara y apretara los pechos, lo que le excitaba aún más, hasta que volvimos a llegar al orgasmo simultáneamente.
Descansamos un poco uno en brazos del otro y al levantarnos le dije que ya le avisaría para hacer el trío con mi marido, y que con independencia de ello, siempre que viniera a su consulta podríamos repetirla experiencia de hoy.
Bueno chicas espero que os haya gustado esta historia, no ha sido muy larga pero si intensa. Porque para mí ha sido una relación en la que he disfrutado en cada momento. Y vosotras pensareis ¿Volverías a repetir esta historia de amor o de aventura?
Yo os respondería que por supuesto y quien sabe igual otro día os cuento si al final hubo trió o no.
Bueno chicas que tengáis un buen día