Te estoy mirando a los ojos y si supieras lo que pienso cuando los veo brillar, te asustarías o bien te excitarías o porque no ambos a la vez. Me miras y parece que mientras se mueven tus labios, me desnudas con tú mirada.

Tienes tu bebida preferida entre las manos, se deshace el hielo mientras hablas conmigo, que ya estoy sentada en la toalla, encima de la arena de la playa.

Casi apenas me entero de lo que me explicas, porque la luna reclama mi atención.

 

Hoy me siento una mujer realmente afortunada, o tendrás que hacer prácticamente ningún esfuerzo para desnudarme.

Mientras tu sigues hablando, te interrumpo con un beso, que el brillo de mis ojos, no cesa de reclamar.

Te excita que te interrumpa y por eso me lo devuelves con muchas más ganas.

La bebida se me cae, pero eso no importa en absoluto, mi sexo ahora está mojado.

El frío que recorre mi entrepierna, te obliga a tocarme, a rozarme, a que me beses lentamente, esa entrepierna mojada, a lo cual yo me resisto, porque quiero sufrir excitada, mojada y muerta de ganas.

Cada vez, sientes más la necesidad de desnudarme completamente, con un tono dominante y autoritario, me ordenas que me levante, ya que deseas ya verme totalmente desnuda.

Rechistando un poco, cumplo tus deseos.Dejo que entreveas, una lencería que quita el aliento a un muerto, roja pasión de encaje ajustada.

Te acercas, me miras, me tocas y gimes bajito y lento, como a mí me gusta.

Te peleas con el cierre de mi sujetador, luchando para poderlo desabrochar. A causa de mi excitación y de mis temblores en las piernas, decides reventarlo, partirlo, romperlo con la fuerza que sacas de tus brazos musculados,   como a mi me gustan.

Al escuchar y sentir, como rompes mi sujetador, me excito más y más.

Después noto que vas bajando, hasta llegar a mi tanga, allí notas con cierto enfado como se siente mi sexo: encerrado, ya húmedo, impaciente y deseoso de que lo recorras con tu lengua.

Tu excitación crece, hasta el punto, que ni tú ni yo, podemos volver atrás, estoy tan caliente que tiemblo entera, pero tú eres demasiado malo, ya que quieres penetrarme. Pero antes de nada, vienen esos preliminares, que nos llevan a un estado, en el que perdemos por completo, toda consciencia de donde estamos y de quienes somos.

En ese momento, me tienes completamente en tus manos, y puedes hacer conmigo lo que quieras, por que sé que te excita sentirte poderoso.

Con un movimiento brusco, me haces caer a la arena, completamente desnuda.Te agarras de mis muslos con firmeza, te acercas a mi sexo, no dejando de temblar.

Acercas tu lengua jugando así con mi clítoris, suavemente muy suavemente. Noto que con tus manos, me agarras mi cabeza por detrás, y yo no puedo controlarme; me excita que expreses algo de dominancia, así que por eso, sigues jugando con mi sexo, que esta cada vez con mayor intensidad.

Mi coño, cada vez está más mojado, así vas subiendo y noto como tus manos van acariciando mis pezones, mientras yo te miro a los ojos.

Pasas tu lengua, por mi pezón izquierdo y luego por el derecho.Cada vez noto que estás más excitado, entonces te levantas, me coges de la mano para que me arrodille y así coger toda tu polla, me pides que te la agarres como nunca; yo como obediente que soy, te la chupo,como si se acabara el mundo. Gimo, pero gimo como nunca antes había ocurrido, mirándote a los ojos.

Me encanta juguetear con tus huevos y como me masturbas a la vez. Ninguno de los dos podemos aguantar más, deseo que me penetres, pero tú aún quieres seguir jugando con mi coño. Umm…quiero que te corras, una o dos veces con mis dedos, antes de que me penetres con toda tu polla calentita.

Ahora es cuando empiezas a aullar y la luna te lo agradece, aumentando así la intensidad de su luz. Ya te has corrido dos veces, y estás a punto de llorar, pidiéndome, ardiendo en deseos, de penetrarme esta vez mucho mas fuerte, sin piedad.Tu polla se asoma por mi coño, pero primero juega tu puntita con mi clítoris, y así sin yo darme cuenta, me vas penetrando poco a poco.

Cuando estoy a punto de correrme me levanto y tú me acercas tu polla muy dura y mojada a mi boca, deseando de correrte en ella, pero al final deseas correrte en mi cara.

Que bueno sentir todo tu semen, en mi cara!. Estoy temblando, mis piernas no responden a nada, y tiemblo tanto que casi caigo al suelo.

Volví a sentir como me besabas, y mientras como tus manos recorrían mis pechos y como tu boca me mordía los pezones, sin parar.

Acercaste mi polla a mi vientre, sin llegar a rozarme la entrepierna, y mientras ibas acariciándome mi culo, sin tapujo ninguno me arrimé a tu rabo, cogiéndolo con mis manos y meneándolo sin parar.

No dejábamos ni de besarnos, ni de acariciarnos, y me fui abriendo de piernas, deseando de volver a tener tu polla dentro, hasta correrte, dejando así todo mi coño, lleno de leche.

Después te metiste entre mis piernas, comiéndote todo mi coño, durante un rato, llegándome yo a correr dos veces por lo menos, y tú mientras estabas deseando mas marcha, así que con tu polla, me la fuiste pasando por mis tetas, para acabar metiéndomela en la boca, hasta que conseguiste correrte, entonces la sacaste y echaste toda tu leche entre mis tetas.

Después acercándome a ti, te besé de nuevo, en tu boca, mientras mis manos cogían de nuevo tu polla.

Así fue como todo este juego llegó a su fin.

Me separé un poco y encontré una mirada de insinuación provocativa, a la que respondí con otro beso, esta vez mi lengua deseaba encontrarse con la tuya, explorando así todos los rincones. Sin sacar mi lengua de tu boca, noté como comenzabas a bajar tus manos, desde mi cintura hasta mis nalgas, mi excitación se disparó de nuevo.

Me estabas poniendo a cien, y mirándote a los ojos, en voz susurrante, te pregunté: ¿que vamos a hacer ahora cariño?.

Vamos a bañarnos juntos en el mar, abrazados y acariciándonos, dándole las gracias al mundo y a la luna, por habernos conocido.

Al día siguiente, nos saludamos como siempre, sin ningún gesto de complicidad, sin nada que pudiera hacer sospechar que algo había pasado.

De esto que ocurrió, no hemos vuelto a hacer comentario ninguno.

Aunque yo de vez en cuando, cierro los ojos y pienso, en esos muy buenos momentos que pasé. Aún mis labios buscan a los suyos.

Jamás olvidaré, mi primera experiencia, en mis vacaciones a canarias.

Desearía acostarme de nuevo con él, pero no sé si debo, ya que me confunde el pensar si él también lo desea.

¡Ojalá que algún día, vuelva a sentir algo así!.

Pero, jamás será como esta.

Nunca podré olvidarme de lo feliz que fui…